Para bien o para mal, por distintas circunstancias, en esta vida me ha tocado algún que otro peregrinar. Ello ha conllevado el tener que despedir, recibir, conocer gente... algunas de estas personas me han concedido el privilegio de considerarse mis amigos... y muchos, aún hoy, siguen siéndolo.
Gracias por estar ahí.

viernes, 26 de febrero de 2010

No nos olvidemos de volar

¿Dónde narices las habré metido? Tenía por aquí unas alas, me pondré a buscar, seguro que ordenando un poco aparecen.

Cuando era más niña ...

Si viajaba en coche, iba siempre (cuando no dormía) mirando por la ventana y a veces me imaginaba que cabalgaba a lomos de un veloz corcel (taca-tá, taca-tá, taca-tá...) por los campos, por los bosques, por los caminos paralelos a la asfaltada carretera que nos llevaba. Si había parcelas, mi caballo sorteaba elegante los muros (a cámara lenta, como en los dibujos animados japoneses) brincaba que parecía volar ¡Arrrriba!; si había charcos, campos inundados, en ellos nos entreteníamos y chapoteábamos; entre los árboles, zigzagueaba esquivándolos con gran destreza; si encontrábamos rebaños, las ovejas corrían despavoridas balando y haciendo tintinear sus cascabeles... y cuando parábamos, tiraba de las riendas y frenaba ¡Soooo! ¡Guapo caballo!

Volaba con ellas, cuando jugábamos allá en "La Riasca", cubierta mi ropa de "agarramoños", era la super-heroína "Mujer-Erizo" ¡Tachan! y luego por las noches flipaba con las luciérnagas (nunca más he vuelto a ver alguna), qué cosa tan bonita.

Me llevaban a seguir aquellas delicadas huellas, por las dunas de arena, de la ahora lejana, playa en Villa Gesell, hasta que localizaba al agotado escarabajo que iba dejando aquel, casi invisible, rastro ¡Te pillé!

Regresaba a casa, con mi mamita. Cuando deseaba, en el cole, que no hubiera ni recreo, para poder salir antes y dejar de estar allí, encerrada. Con Vero, cruzábamos la tapia de piedra del patio, simplemente para poder otear el horizonte, sin barreras, subidas en aquella musgosa roca.Ahora que no me escucha Julia -¡Qué lata el cole!-

Me permitían disfrutar con esas tontas tonterías que hemos probado todos... como Amélie durante la presentación de su película, cuando salen las letras con los "protas" y los directores y eso ¿La habéis visto?

Crecíamos...

Volaba alrededor de mí misma, y desde allí arriba me veía bonita... cuando no me daba por sacar la losa que, a menudo, ahora me planto encima de la cabeza y sé llevar en asombroso equilibrio, eh!

Volaba para bajar cada día a la Facultad a estar con “los míos” en interminables jornadas de clases, prácticas y biblioteca que convertíamos en muchas risas para cargar nuestras pilas. Cuando de los domingos desaparecieron aquellas tardes de hastío (sólo escuchar la música de Willy Fog… y pensar –“mañana al cole”- me quedaba como un plátano)

Recuerdo cálidas tardes con Mabel, cuando me leía sus versos, melancólicos, emotivos, que ella escribió con su tinta de oro, la que nunca se borra, la que quedó para siempre en su recuerdo y en el nuestro.


Hoy todavía…

Canturreo letras del “Último de la fila” (“cuando las piedras se puedan comer, y ya nadie sea más que nadie…”) que me enseñó a escuchar Paco cuando bajábamos, en su coche, a mis primeras incursiones por la Noche de Sevilla, que no puede se más mágica.

Aprendí, con ellas, a reparar esa tela de araña, de hilo dorado, que tengo tejida uniéndonos a todos los que conocimos a quienes se marcharon, nos dejaron, sin despedida y con este tejido los arropo para no dejarlos nunca caer, para poder, tirando de algunos hilos, traerlos junto a mí, cerca de quienes para siempre los amamos.


Vuelo cuando, embelesada, observo a las princesas que habitan en mi Reino, cuando juegan, cuando se emocionan, cuando ríen... ¡Cuántas veces me acordé de quien me decía -"Cuando nazca el bebé, cuando el bebé duerma, aprovechad vosotras para dormir también y así descansar, no os quedéis mirándole"- y yo pensaba, allá en un recoveco –“Pero...¿Qué dice esta loca? ¿Yo? ¿Quedarme mirando a un bebé dormir?"- No podía imaginarme, por aquel entonces, nada más aburrido. ¡Ay! ¡Cuántas veces me sorprendí como una boba! Y cuando ya el sueño a mí me vencía... Julia daba por finalizada su ligera siesta y me arrepentía de no haber seguido aquel, tan sabio, consejo. La que sabe, sabe. Y este caso, el ser matrona (como ser veterano) es un grado.

Sacudo las nubes, que vienen solitarias, para que dejen caer los besos que en ellas cuelga, amorosa, mi “tía” Mónica y los traen hasta España desde tan lejos, con los Buenos Aires. Y las soplo de nuevo para que regresen a su destino y allí lluevan también mis abrazos ¿Os llegan?

Subo a la Luna llena, y es que allí quedo con una amiga, para ver si sacamos el ratillo y me enseña alguna pose Yoga, de esas que ella consigue en delicada armonía con sus dulces pensamientos. Txita, cualquier día de estos me paso por tu escuela y si alguien se atreve a venir conmigo… www.yogalasmatas.com

Alguna vez planeo sobre lo erótico, recogiendo caricias para quien siempre bien se las merece, para que luego me venza el sueño mientras se me escurran entre los dedos, como arena seca. Caigo frita ¡Jo!

Me imagino bailando, tan elástica yo (que ni los de Fama... de la tele) cuando en mis trayectos diarios en coche, escucho las canciones bailables de Cadena Cien.

Vuelo hoy, a ver soplar sus dos velas a Alejandro, y a compartir su tarta que, necesariamente, sus papás le compraron tan especial y cuento los días que me faltan para poderle achuchar... que ya se me está haciendo largo, nos robaron esta Navidad.

Y aunque seguro estarán gastadas, roñosas, piojosas y remendadas... no pienso deshacerme de estas viejas alas, porque me han servido para los vuelos que os relato y para muchísimos más, porque no encajo la posibilidad de dejar de volar. Seguro que de "viejita" me harán cada vez más falta, las guardaré mejor no sea que, definitivamente, se me vayan a perder. Y entonces me tocará llorar.

domingo, 14 de febrero de 2010

Es (con aspiración de esta /s/ ) que...

Y "ej que" no puedo dejar de ser de Madrid.
Quiero aprovechar para pedir que se me disculpe el empleo de mi laísmo, leísmo, loísmo... y demás "madrileñadas" y faltas ortográficas que me cuesta tanto dejar atrás... en cuanto tenga un rato lo repaso y me lo intento corregir... si alguien tiene algún truco sencillo, me lo haga saber, por favor ;-)
Ya en Sevilla, en el cole, me llamaban "Dilaqueno", porque a una amiga le dije en un recreo - Pues a tu madre "dila" que no...- y estos andaluces para sacar punta no pierden un segundo... ya sabéis :)

sábado, 13 de febrero de 2010

"Añorable" Nube.

El que avisa no es traidor y además lo prometido es deuda...

Quizás no es que haya tenido tantos seres perrunos a mi alrededor, pero todos y cada uno de ellos han dejado una imborrable impronta en mi corazón. Para mí siempre han sido seres especiales,un animal tan noble ( dejándome del todo caer en el tópico más tópico), tan dependiente del ser humano que tantas veces, con tolerada injusticia, le desprecia y le maltrata; a mí me han hecho tanta compañía (y a tantas personas más necesitadas), me han hecho sentir penas tan profundas, casi hago hasta la mili... la mili no, pero la objeción de conciencia, si; que siempre encontrarán aquí a una fiel defensora, estoy tan segura de lo mucho que se lo merecen.

Mis padres,afortunadamente, me han dejado disfrutar de ellos desde muy niña, pero mi primera perra, aparentemente bajo mi independiente responsabilidad, fue Nube (tenía yo 12 años y ella unos dos mesecitos cuando la conocí). La parió la perra de los vecinos de enfrente de mi abuela Valentina (Madre de mi padre, que vivía viuda cuidada por su hija mayor , mi tía Tere, y su marido, mi tío Adolfo)y allí mismo fuimos a elegirla, a aquellas que fueron de las últimas casas bajas que quedarían en pleno centro del cambiante pueblo de Las Rozas.

Le tocó a ella, venirse con nosotros, y no a ninguno de sus hermanos, por ser la única hembra de la camada y ser (hasta que demostrara lo contrario) todo dulzura, la recuerdo en su primer juego fuera de su casa natal, bajo la mesa de mi abuela, diseñada con unas patas raras, que se unían de dos en dos y la perrita no podía ni saltar aquel travesaño, que iba a ras del suelo (era de raza pequeña, cruce de pequinés), la recuerdo en mis brazos, sentadas atras en el coche, durante los kilómetros hasta Torrelodones, no podía dejar de mirarla para ver si se me venía a la cabeza su nombre... Pues tan blanca (era albina, con la nariz rosa como un chicle de fresa, ya masticado, allí pegado) y al abrir aquellos ojos tan azules, bizcos y somnolientos... me recordó a una nube que dejaba entrever dos trocitos de cielo. Papá, Mamá: la llamaré Nube.

A Nube le enseñó mi madre a hacer sus pises y cacas en una caja con arena, cual linda gatita... y así, yo sólo la tenía que sacar, al volver del cole, por la tarde.

Los viernes me tocaba cepillar todo el suelo de mi habitación, que en aquel entonces era de moqueta granate en pleno contraste con sus pelos blancos, sedosos, largos y pegajosos...creo que fue la definitiva para que mi madre se decidiera a cambiarlo por tarima.

Esperábamos ansiosas los fines de semana y el verano, cuando llegaban, a ocupar sus segundas viviendas, mis amigos de la capital del Reino, jugábamos al "Rescate", al "Bote", a "Policias y ladrones", a "Beso, verdad o atrevimiento", a pasar horas y horas en los bancos de la calle... siempre con Nube entre nosotros como uno más.

Pero fui creciendo y dejando de ser una niña... y Nube también... se le fue agriando el caracter y realmente terminó por no soportar, lo más mínimo, a las pequeñas criaturas humanas... tuvimos más de un disgusto... parecía un peluchito, nunca buscaba a los niños, pero tampoco de ellos huía ( ni de los niños ,ni de los perros diez veces más grandes que ella) y claro, no hemos de olvidar que los pequineses, aunque tan pequeños, no dejan de ser perros de presa... y no sueltan tan fácilmente. Y eso que algunos padres me preguntaban tan interesados-¿muerde?- Y yo -Pues si, aunque cueste creerlo...- Pero el nene iba a acariciarla y "ñas" ¡Ya la hemos liado!
De todos modos, está claro que, hay gente que ... como si oye llover.

Aquella perra, terminó sólo por entenderse con mi padre y conmigo, que si hubiera pesado unos cuantos kilos más, no se hubiera librado del "Dolethal", por seguridad ciudadana. A mi hermano se le subía en la cama y cuando se iba, el buenazo de él, a acostar me llamaba para que la bajase... ¡Menuda fierecilla, dueña y señora!

Mi madre también la tenía a raya... pero sólo la llevaba de paseo a la bañera, le daba miedo salir a la calle con perrita tan peleona, sobre todo por no encontrarse con otros perros. La verdad que, algunas veces, era un número... yo, con mis dos centímetros que paso del metro y medio, con Nube en lo alto de todo lo que daban mis brazos y una boxer brincando a mi alrededor abriendo y cerrando sus fauces a la altura de mi cara, mientras la bravucona Nube quería zafarse para bajar y comérse con patatas a la que nos rondaba, supongo.

Nube, de todos mis perros, es la única que ha vivido todos los días de su vida como miembro de mi familia. Y aunque siempre hago muy mal los cálculos, sé que cuando ella murió había estado junto a mí más de la mitad de mi propia vida. Y de lo que me arrepiento es de no haber estado con ella en su último momento, de haberla hecho sufrir en vano aferrándome a lo que sabía que ya no podía ser... de no haber sido capaz de tomar la decisión más acertada.

No tengo fotos en el ordenador de ella... no se llevaba cosa tan moderna. Ya escanearé alguna para que disfrutéis de su extraña belleza. Mientras podéis imaginarla en la Historia interminable en el papel de Fuyur. Tal cual, mi perrita de plata.

viernes, 5 de febrero de 2010

El nuevo "eco-motor".

Aquí está Julia a toda velocidad (cuando era más joven... y algo más inconsciente)
Eso si, este motor casi no contamina, digo casi... pero por si acaso, nosotros siempre portamos caca-bolsitas.



La rubia, claro está que es Chusta y el moreno, el de las otras cuatro patas, es Ratulí, que también es tanto o más portentoso pero en otras diversas funciones.

Instrucciones de uso.

Aviso para navegantes:

Escribir un comentario (para que yo pueda leerlo, saber que estáis ahí , poder así dialogar y que no sea sólo mi sermonear) es "tó sensillo":

Vais al final de la entrada, donde pone la hora y demás, pinchais en "0 comentarios" o "1 comentario" o "2 comentarios" o " los que sean comentaios", que aparece subrayado en color tostado.

Aparecen los comentarios (si los hay) y al final hay una ventana donde pone "Publicar un comentario en la entrada", ahí se escribe lo que queráis comentar, decir, expresar, contestar... sea bueno, malo, bonito, feo, diverido, triste...

Debajo de esta ventana aparece un desplegable ,si le dais a la flechita "Comentar como:" y la última opción es "Anónimo" (por si no tenéis o no queréis abrir cuenta en ningún sitio), de esta manera puede comentar todo el mundo. Si firmáis, mejor, así sé quienes sois.

Luego le dais al botón "Publicar un comentario" y aparece una vista previa con la "verificación de palabras" (son letras torcidas que tenéis que copiar en el recuadro).
Y le volvéis a dar al botón de "publicar un comentario".
Y ya está. A veces, no sé por qué, hay que dar a "publicar un comentario" dos veces (aparece "tu solicitud no ha podrido ser precesada, por favor inténtalo de nuevo" bla, bla, bla). Pues eso, y nada más: a obedecer a las máquinas, que le vamos a hacer.

Os explico todo esto porque sé de quien se lía... y quien me dice que: -es que... se tiene que abrir no sé que "cuenta"-.
No, no , es así de fácil.

Entonces...espero veros por aquí, como os dije el primer día. Y espero que dejéis vuestra huella, vuestro rastro... el que yo pueda seguir ;)